Cajamarca bajo asedio

El 10 de agosto el presidente Iván Duque estuvo inaugurando un nuevo viaducto que, como es de costumbre al inaugurar obras, a la fecha sigue sin funcionar dado que no está terminado.

 

| Por John Maximino Muñoz Telles* |

 

Desde Ibagué y Armenia avanzan lenta pero inexorablemente las obras de la doble calzada hacia Cajamarca. El 10 de agosto el presidente Iván Duque estuvo inaugurando un nuevo viaducto que, como es de costumbre al inaugurar obras, a la fecha sigue sin funcionar dado que no está terminado.

 

Las enormes moles de concreto en la carretera se materializan en incontables viaductos, se extienden a lo largo de la vía desde antes de entrar a Ibagué y continúan hasta Cajamarca y más allá apoyadas por una red de túneles. No obstante ello, aún hoy y luego de más de una década de no muy eficaces obras, por decir lo menos, los un poco más de treinta kilómetros que separan a Ibagué de Cajamarca siguen siendo un periplo lento a través de una vía serpenteante, en la que por ejemplo, el domingo 15 de agosto debí invertir hora y media de viaje, todo ello pese a que no habían accidentes ni embotellamientos. Es decir, en promedio el viaje tomo el triple de tiempo que debería tomar. La doble calzada, como se explicará, es la primera de las tres grandes amenazas que se ciernen sobre Cajamarca.

 

 

En la captura de pantalla tomada de la presentación oficial se aprecia claramente que el segundo de los dos puentes del viaducto inaugurado ni siquiera se ha acabado de construir, tampoco están listas que conectan las obras que conectan el viaducto con el trayecto actual de la carretera. Fuente: Presidencia de la República de Colombia.

 

El Consenso de las Commodities

 

El Consenso de las Commodities, en pocas palabras es un plan desarrollista acogido por gobiernos progresistas como sucedió en Ecuador o Bolivia y por gobiernos neoliberales en el resto de latinoamerica, con el objetivo de extraer de los países periféricos los productos sin valor agregado tales como minerales, hidrocarburos y los frutos de la explotación agrícola. En particular de estos últimos destacan los monocultivos que son útiles para los denominados biocombustibles. También son Commodities o productos sin valor agregado cereales como la soja y los productos que se obtienen de la ganadería intensiva. 

 

Llevar estos productos desde la difícil y poco accesible geografía latinoamericana hasta los mercados en Estados Unidos, Europa y China entre otros, demanda el desarrollo de complejas obras de infraestructura como la doble calzada entre Buenaventura y Caracas, el túnel para el corredor férreo entre Argentina y Chile, o las mega carreteras que avanzan por la selva amazónica brasilera, una de las cuales ya une Sao Paulo con Lima. Bolivia y Paraguay piensan en obras de gran calado que las unen por rio o por tierra con los puertos de Sao Paulo y Buenos Aires.

 

En síntesis el conseso de las commodities implica actualizar las ideas del siglo XIX de las ventajas competitivas que implican que entreguemos productos básicos de Latinoamérica para su transformación y aprovechamiento en los países centrales y para ello en vez de los ferrocarriles de otrora veremos una red de carreteras con complejos túneles y viaductos a lo largo de las zonas, hasta hace poco más inexploradas de Suramérica. Ello también conlleva una demanda de energía altísima y por eso las hidroeléctricas y otros proyectos como parques solares están a la orden del día en todo el continente.

 


Parque solar en la provincia argentina de Jujuy. Fuente: Epre Ar

 

Los resultados del consenso de las commodities, son los mismos que los de las teorías de las ventajas competitivas: expoliación de nuestros recursos naturales, concentración de la tierra y traslado de nuestra riqueza hacia los países centrales. Esto explica el acelerado proceso de deforestación  en la Amazonia sudamericana, en busca de extender la “frontera agrícola” para la cría intensiva de vacunos y la extensión de los monocultivos. En Colombia, no solo el Amazonas está amenazado, sino que a lo largo del Rio Magdalena, se han visto acrecentar las manadas de búfalos que tienen un doble propósito; generar carne e ingresos inmediatos para sus propietarios y destruir y desecar las ciénagas con el objeto de acrecentar las tierras de cultivo para, por ejemplo la palma de aceite.

 

La cuestión es similar a lo que pasa con la coca y la cocaína. La violencia y la destrucción ambiental quedan en Latinoamérica y la riqueza se va para los países centrales a cambio de las coimas que reciben los gobiernos y algunos empleados gubernamentales a través de dadivas o trabajos en el mecanismo de las puertas giratorias en las que un día aparecen como ministros reguladores de sectores y el otro como representantes de los sectores regulados. Pero no solo directivos se aprovechan de tales mecanismos, también profesionales de rangos medios y bajos. Un día alguien trabaja en la Agencia de Tierras como abogado, al día siguiente en una petrolera y viceversa. Un día se trabaja en la Faculta de Minas de Medellín y al otro en Anglogold Ashanti, un día en la Universidad del Tolima, etc…

 

El triple ariete que amenaza a Cajamarca

 

Entendido el “consenso de las commodities” voy a esbozar cómo afecta esto a Cajamarca. Buena parte de Cajamarca está asentada en zonas de paramos y todo el municipio está afectado por la reserva central forestal. En Cajamarca también se ubica la zona conocida como La Colosa y bajo ella hay ingentes cantidades de oro. Pero eso oro es difícil de explotar y solo se puede hacer a condición de destruir zonas de paramos, contaminar ríos y desplazar de la zona a una gran cantidad de personas.   Esas y otras razones, que han sido estudiadas en profundidad por diversas investigaciones, hicieron que los pobladores cajamarcunos se organizaran en una consulta popular que en el año 2017 prohibió de tajo la posibilidad de adelantar proyectos mineros de gran envergadura en su territorio. Cajamarca, no fue el primer municipio en hacerlo, sino que algún tiempo antes ya lo había hecho también el municipio tolimense de Piedras.

 


Las consultas populares, fueron utilizadas por varios municipios del país para parar obras de minería y de hidrocarburos en sus territorios. Pero, en 2018, la Corte Constitucional ya controlada por el uribismo, declaro en una sentencia de tutela, que las consultas mineras no podían prohibir las actividades de minería o hidrocarburos en sus territorios por cuanto las mismas se consideran de interés nacional. Como ya vimos, sabemos que ese interés nacional, en realidad enmascara los intereses extranjeros de los países centrales.  


Ante la imposibilidad de desarrollar el proyecto, Anglogold Ashanti, empresa que cuenta con gran cantidad de títulos mineros en Cajamarca, desarrolló una estrategia que implica la primera amenaza para Cajamarca: La extensión intensiva del cultivo de aguacate. Cero sesenta explica este proceso en un artículo denominado los Aguacates de Anglo Gold dividen a Cajamarca. 


El Estado Colombiano incluyo en su agenda el desarrollo de infraestructura proyectos como la doble calzada Buenaventura-Caracas y en particular el tramo que conecta a Ibagué con Armenia pasando a través de Cajamarca y que contrario a lo que suele suceder no planea evitar el municipio a través de una variante si no ampliar la carretera que pasa por un municipio de por sí ya muy pequeño, lo que conllevaría su práctica desaparición. Esta es la segunda gran amenaza.

 

La tercera amenaza, es la del desconocimiento de la Consulta Popular de Cajamarca, al igual que está sucediendo con la de Piedras, bajo el argumento de la mentada sentencia de la Corte Constitucional. Argumento que apuntala el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, el cual sostiene la posición de que los planes de ordenamiento territorial no pueden prohibir las actividades de minería e hidrocarburos en su territorio. Para tal efecto se expidió, el Decreto 1234 de 2020, cuyas normas más relevantes establecen que los planes, planes básicos o esquemas de ordenamiento territorial de los municipios y distritos en ningún caso serán oponibles a la ejecución de proyectos, obras o actividades consideradas por el legislador de utilidad pública e interés social cuya ejecución corresponda a la Nación. (Artículos 2.2.2.1.2.5.1 y 2.2.2.1.2.5.2) ¿Y cuáles son los proyectos y obras considerados de utilidad pública por el legislador? En general aquellos enmarcados en el consenso de las commodities, es decir, los que favorecen los intereses extranjeros y les dejan Coimas a legisladores y miembros de todo nivel de los gobiernos nacionales y locales.


 

* El autor es Abogado de la Universidad Nacional de Colombia, Especialista en Desarrollo Humano y Candidato a Magister en Desarrollo Humano de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales. FLACSO-Argentina y Member of HDCA-Human Development and Capability Association.

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