Salmones: ¡Saludes de años nuevos!


Saludamos a los pueblos del mundo que sufren la agresión y la ocupación de sus países por ese monstruo grande que pisa fuerte y que inventa pretextos para declarar la guerra, ocupar sus territorios y despojar a los pueblos de sus riquezas naturales; éstos pueblos luchan incansablemente contra la impunidad y exigen justicia y castigo a quienes siembran la muerte de niños, mujeres, jóvenes, trabajadores y trabajadoras,

Saludamos a todas las organizaciones sociales, a todos los movimientos antisistémicos que por diferentes vías y formas de lucha nos brindaron un año lleno de esperanza, resistencia y ganas de luchar por un mundo que nos incluya a todos y todas.

Saludamos a hombres y mujeres, jóvenes y niños, ancianos y ancianas, enfermos y sanos, del campo y la ciudad, organizados y no organizados, cercanos y lejanos, libres y esclavizados, del páramo, de los valles, de los llanos y del mar….

Saludamos a los sin techo, a los sin tierra, a los descalzos, a los noctámbulos, a los seres que se encuentran al otro lado del silencio, a los hombres y mujeres que por motivos espaciales o psiquiátricos nos esperan al final de la travesía, a quienes a causa de los apagones “bioenergéticos” sólo alumbraron de forma intermitente.

Saludamos a los cientos de luchadores, a los anfibios que resisten la adversidad con dignidad y firmeza, a los defensores de la resistencia, a los amantes de la vida, a los combatientes de la libertad, a los “sobrevivientes”… a los hermanos, a los familiares y amigos, a los compañeros de viaje, a los salmones… a cada uno de sus corazones rojos y encendidos, a cada pabellón solidario y receptivo…

A todos y todas, gracias, gracias por elegir la dirección contraría, la de el salmón, que frente a la corriente reivindica la lucha y la dignidad como principios supremos una América soberana y justiciera.

UN MUNDO NUEVO

Espero un mundo nuevo,
no regalado
sino conquistado,
espada a espada,
uña a uña,
mano a mano,
codo a codo,
hombro a hombro,
corazón a corazón,
mente a mente,
hombre a hombre,
muerte a muerte,
para que todos tengan
no mendiguen,
sean
no aparenten,
rían
no lloren,
luchen
no vegeten,
vayan libres
no arrastrando cadenas.

Serán capullos nuevos
cuando mueran las rosas.
Capullos defendidos
por sus propias espinas.

Espinas sin las cuales
un intruso cualquiera
podría destruirlos
abortando otro mundo
de nuevas rosas rojas.

Cristóbal González

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