|23-11-11| Asamblea triestamentaría UT

En tiempos donde nadie escucha a nadie
En tiempos donde todos contra todos
En tiempos egoístas y mezquinos
En tiempos donde siempre estamos solos

Habrá que declararse proceso asambleario por Programa (lunes 21), por Facultad (martes 22) y por Estamentos (miércoles 23). Esa fue la recomendación del estudiantado del día jueves 17 de noviembre que sirvió como tabla de salvación, después de cinco horas en una asamblea que naufragaba entre la confusión y la incertidumbre.

Contra lo que a veces suele pensarse, la organización en clave asamblearia no hace magia, ni asegura el final feliz de nada; simplemente crea las condiciones para que el sentir colectivo funcione de otro modo, de forma autónoma, incluyente y unitaria.

En las asambleas la pluralidad hace surgir la diversidad de problemas, posiciones y propuestas; pero también permiten encontrar alternativas en la acción común del estudiantado, que no supone el “sacrificio” de una minoría, sino la búsqueda en última instancia del “consenso” dialógico, es decir fruto del diálogo y la discusión.

Esto es lo que defiende Estanislao Zuleta cuando, en el ensayo sobre La participación democrática y su relación con la educación, afirma que la dinámica del conflicto debe entenderse dialécticamente y la idea no es «suprimirlo sino descifrarlo en lo que tiene de dinámica social y dimensión constitutiva del convivir colectivo». Afirmación que nos recuerda la importancia de recrear los espacios públicos de reflexión y decisión y de otorgar todo el derecho de decisión a los constituyentes primarios para definir el rumbo del proceso estudiantil y asumir los retos del movimiento universitario.

Estanislao Zuleta nos invita a no embriagarnos con la promesa de una comunidad humana no problemática y a asumir las dificultades de la democracia, a través de ella muestra su particular mirada: «La democracia implica la aceptación de la angustia de decidir por sí mismo. (…); La democracia implica la modestia de reconocer que la pluralidad de pensamientos es enriquecedora (…); La democracia implica igualmente la exigencia del respeto, que significa tomar en serio el pensamiento del otro: discutir, debatir con él sin agredirlo, sin violentarlo, sin ofenderlo, sin intimidarlo…»

En esa tarea de apostarle nuevamente, tercamente quizá, a los debates por Programa y Facultad -que ojalá cuenten con análisis y conclusiones-, se hace urgente transitar de la protesta a la propuesta y asumir los asuntos sensibles de la comunidad educativa, relacionados con: retornar a las actividades académicas con plenas garantías; retomar la discusión sobre la crisis interna de la UT; construir una propuesta de ley alternativa de educación; fortalecer las expresiones organizativas, tanto la Constituyente Universitaria como la Mesa Amplia Estudiantil de la UT y la Mesa Amplia Nacional Estudiantil.

Nadie nos prometió un jardín de rosas
hablamos del peligro de estar vivos


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