Conclusiones a partir de la asamblea de facultad del pasado miércoles 9 de marzo. Pistas para pensar la situación concreta.
En la presente reflexión pretendo presentar una interpretación personal del estado de cosas a partir del diálogo con el consejo de facultad en pleno, avanzando en la necesidad de crecer en conjunto sin dejar de lado una postura crítica, y por supuesto autocrítica.
Primero, señalo la importancia de acoger las propuestas que hiciera el profesor Cesar Fonseca que, si bien recaban un fin que podríamos llamar común, no repara en cuestiones de método o de medios, obligándonos a la reflexión como estamento para avanzar en su materialización. Tales propuestas fueron:
- Recuperar la biblioteca que fuera de Ciencias Sociales y la facultad de Educación, convertida en una biblioteca satélite de la principal. La idea es que este sea un espacio exclusivo para nuestra facultad. A este punto me refiero cuando digo que, si bien existe un fin común entre directivos y estudiantes (manifestado en el pliego), la biblioteca, seguramente no podremos atenernos a los medios que puedan proponer ellos para la consecución de tal fin.
- La segunda propuesta de Cesar Fonseca nos sirve para pensar en los medios para materializar la propuesta de la biblioteca: determinar con qué organismo debemos interlocutar con respecto a cada punto del pliego, con el fin de conformar grupos de trabajo que se dediquen exclusivamente a cada punto. Así, por ejemplo, en el caso de la biblioteca, tendría que ser un grupo de estudiantes que justifique rigurosamente la necesidad de una biblioteca exclusiva para una facultad como cualquier otra y que tiene las mismas necesidades de todas las unidades académicas de la universidad (seguro será la respuesta que recibiremos).
- Tercera propuesta: construir conjuntamente el plan de desarrollo de la facultad. Esto es, discursivamente (la práctica depende de nosotros) la participación posible de los estudiantes en términos de igualdad conjunto a los directivos para consolidar un plan de acción que comprometa a la facultad con el pensamiento, la educación crítica, su articulación con procesos regionales, la investigación y publicación, entre muchas más cosas (dependiendo de nuestra constancia y seriedad en el proceso). Por ejemplo, con respecto al pliego de peticiones, en los puntos de reforma al estatuto estudiantil, participación democrática en los presupuestos de la facultad y ampliación de su consejo, una participación diligente y crítica en la construcción de este plan podría consignar tales demandas.
¿Con esto qué quiero decir? No que en su nostalgia por su pasado como activista sea el profesor Cesar Fonseca, con todo el respeto que le merecemos, quien guíe nuestra acción, sino más bien la necesidad de construir en conjunto cosas, sin dejar de lado ni un instante que él y nosotros representamos dos cuerpos distintos dentro de la universidad con intereses y posturas legítimamente diferentes y no pocas veces contrarias.
Salió a flote otra propuesta que vale la pena no solamente rescatar – apropiar o expropiar – sino pensar, sobre todo concreta y no discursivamente. Es decir, como hecho y no como pretensión. El profesor Jorge Luis, director de la Maestría en Territorio, Conflicto y Cultura, habló de unos profesores de planta, siete en total, que trabajaban en cátedras de humanidades en otras facultades, así como en comisión administrativa, que podrían llegar a menguar la ausencia profesoral de tiempo completo. Tal propuesta recibió una crítica del profesor Llanos quien la interpretó negativamente puesto que suponía que era eliminar las humanidades en las demás facultades. Yo no considero tal situación. Las humanidades no se acabarían, simplemente serían orientadas por catedráticos, los que hoy tenemos nosotros.
La cosa es sencilla, esto no significa que vayamos a renunciar a nuestro movimiento, fundado plenamente en la necesidad de los profesores, sino más bien construir una base profesoral fuerte que se dedique de tiempo completo no sólo a las clases, sino a pensar los currículos, las prácticas, a investigar, a producir cosas, etcétera. Lo que quiero decir es que podemos aprovechar esto para que, en una eventual propuesta de la administración que no satisfaga nuestras pretensiones, es decir, menos de los 20 profesores que exigimos, contaríamos con estos otros profesionales para asegurar el desenvolvimiento de los programas sin descansar en la organización por los que hagan falta. A eso me refiero cuando sugiero que pensemos en lo concreto y no abstractamente.
Considero, es una cosa que he dicho muchas veces, que, alterno al pliego de peticiones, elaboremos una propuesta a la administración de la universidad para que lideremos el proceso de organizativo general, esto es, todos los estamentos universitarios incluyendo padres de familia, para exigirle a la gobernación del Tolima el pago de la deuda a la universidad. Tal propuesta exigiría, en un primer momento, un trabajo serio y muy constante por parte de nosotros como estudiantes, cuya maduración se daría en procesos estamentarios a futuro. Sin embargo, es necesario que lo empecemos a construir en la coyuntura. Ya.
Finalmente, hago un llamado sincero al respeto, a la formación política, a la autonomía, al pensamiento crítico, a la necesidad extrema de escuchar para poder hablar, a renunciar a las verdades absolutas, a la divulgación constante de la situación en todos los espacios, al debate perenne, a la escritura y a la producción de propuestas que apunten a materializar cosas. Luego, es importante que nos encontremos con prontitud.
Por Andrés Tafur
Comunicación social - periodismo.
En la presente reflexión pretendo presentar una interpretación personal del estado de cosas a partir del diálogo con el consejo de facultad en pleno, avanzando en la necesidad de crecer en conjunto sin dejar de lado una postura crítica, y por supuesto autocrítica.
Primero, señalo la importancia de acoger las propuestas que hiciera el profesor Cesar Fonseca que, si bien recaban un fin que podríamos llamar común, no repara en cuestiones de método o de medios, obligándonos a la reflexión como estamento para avanzar en su materialización. Tales propuestas fueron:
- Recuperar la biblioteca que fuera de Ciencias Sociales y la facultad de Educación, convertida en una biblioteca satélite de la principal. La idea es que este sea un espacio exclusivo para nuestra facultad. A este punto me refiero cuando digo que, si bien existe un fin común entre directivos y estudiantes (manifestado en el pliego), la biblioteca, seguramente no podremos atenernos a los medios que puedan proponer ellos para la consecución de tal fin.
- La segunda propuesta de Cesar Fonseca nos sirve para pensar en los medios para materializar la propuesta de la biblioteca: determinar con qué organismo debemos interlocutar con respecto a cada punto del pliego, con el fin de conformar grupos de trabajo que se dediquen exclusivamente a cada punto. Así, por ejemplo, en el caso de la biblioteca, tendría que ser un grupo de estudiantes que justifique rigurosamente la necesidad de una biblioteca exclusiva para una facultad como cualquier otra y que tiene las mismas necesidades de todas las unidades académicas de la universidad (seguro será la respuesta que recibiremos).
- Tercera propuesta: construir conjuntamente el plan de desarrollo de la facultad. Esto es, discursivamente (la práctica depende de nosotros) la participación posible de los estudiantes en términos de igualdad conjunto a los directivos para consolidar un plan de acción que comprometa a la facultad con el pensamiento, la educación crítica, su articulación con procesos regionales, la investigación y publicación, entre muchas más cosas (dependiendo de nuestra constancia y seriedad en el proceso). Por ejemplo, con respecto al pliego de peticiones, en los puntos de reforma al estatuto estudiantil, participación democrática en los presupuestos de la facultad y ampliación de su consejo, una participación diligente y crítica en la construcción de este plan podría consignar tales demandas.
¿Con esto qué quiero decir? No que en su nostalgia por su pasado como activista sea el profesor Cesar Fonseca, con todo el respeto que le merecemos, quien guíe nuestra acción, sino más bien la necesidad de construir en conjunto cosas, sin dejar de lado ni un instante que él y nosotros representamos dos cuerpos distintos dentro de la universidad con intereses y posturas legítimamente diferentes y no pocas veces contrarias.
Salió a flote otra propuesta que vale la pena no solamente rescatar – apropiar o expropiar – sino pensar, sobre todo concreta y no discursivamente. Es decir, como hecho y no como pretensión. El profesor Jorge Luis, director de la Maestría en Territorio, Conflicto y Cultura, habló de unos profesores de planta, siete en total, que trabajaban en cátedras de humanidades en otras facultades, así como en comisión administrativa, que podrían llegar a menguar la ausencia profesoral de tiempo completo. Tal propuesta recibió una crítica del profesor Llanos quien la interpretó negativamente puesto que suponía que era eliminar las humanidades en las demás facultades. Yo no considero tal situación. Las humanidades no se acabarían, simplemente serían orientadas por catedráticos, los que hoy tenemos nosotros.
La cosa es sencilla, esto no significa que vayamos a renunciar a nuestro movimiento, fundado plenamente en la necesidad de los profesores, sino más bien construir una base profesoral fuerte que se dedique de tiempo completo no sólo a las clases, sino a pensar los currículos, las prácticas, a investigar, a producir cosas, etcétera. Lo que quiero decir es que podemos aprovechar esto para que, en una eventual propuesta de la administración que no satisfaga nuestras pretensiones, es decir, menos de los 20 profesores que exigimos, contaríamos con estos otros profesionales para asegurar el desenvolvimiento de los programas sin descansar en la organización por los que hagan falta. A eso me refiero cuando sugiero que pensemos en lo concreto y no abstractamente.
Considero, es una cosa que he dicho muchas veces, que, alterno al pliego de peticiones, elaboremos una propuesta a la administración de la universidad para que lideremos el proceso de organizativo general, esto es, todos los estamentos universitarios incluyendo padres de familia, para exigirle a la gobernación del Tolima el pago de la deuda a la universidad. Tal propuesta exigiría, en un primer momento, un trabajo serio y muy constante por parte de nosotros como estudiantes, cuya maduración se daría en procesos estamentarios a futuro. Sin embargo, es necesario que lo empecemos a construir en la coyuntura. Ya.
Finalmente, hago un llamado sincero al respeto, a la formación política, a la autonomía, al pensamiento crítico, a la necesidad extrema de escuchar para poder hablar, a renunciar a las verdades absolutas, a la divulgación constante de la situación en todos los espacios, al debate perenne, a la escritura y a la producción de propuestas que apunten a materializar cosas. Luego, es importante que nos encontremos con prontitud.
Por Andrés Tafur
Comunicación social - periodismo.
7 Comentarios
La segunda idea macro, que debía ser primero que esta, es que interlocutemos directamente con el consejo superior, ya que al de facultad no le quedan facultades y el académico nos ha hecho explícito que su ruta es un conducto regular abstracto, no pocas veces incierto que no nos interesa. Ahí estamos.
La segunda idea macro, que debía ser primero que esta, es que interlocutemos directamente con el consejo superior, ya que al de facultad no le quedan facultades y el académico nos ha hecho explícito que su ruta es un conducto regular abstracto, no pocas veces incierto que no nos interesa. Ahí estamos.
15 marzo, 2011
Sin embargo mis apreciaciones de momento se centran en el título del documento "Reflexiones en obra negra sobre el movimiento asambleario de la UT", el cual tiene un marcado sesgo racista, dado que se trata de una de esas frases o cliches que relacionan lo negro con lo malo, lo feo, lo defetuoso, lo corrupto, lo ilegal, lo dañino, lo que está mal hecho o a medias; en tanto que su antítesis lo blanco es lo puro, lo pristino, lo bueno, lo bello, etc. Expresiones como en obra negra, mercado negro, magia negra, tiene la sangre negra, tiene la conciencia negra, aguas negras, oveja negra, entre otras; son de uso corriente y son parte del lastre discriminatorio que llevamos en muchas ocasiones de manera inconsciente, los cuale procedes de los tiempos de la esclavización cuando los esclavizadores entendieron que el primer paso para someter a alguien de manera permanente es romper su identidad y autoestima... Este, aunque para algunos puede parecer una nimiedad, es uno de los frentes de lucha de los grupos étnicos en el país y en el mundo; y en nuestro caso es un debate pendiente en el marco de la lucha ideológica por el respeto y el reconocimiento de la diferencia en medio de la diversidad, al cual nos tendremos que ver avocados sobre todo desde el ámbito de la comunicación que es el campo en que haz decidido ocuparte...
Espero que podamos seguir intercambiando de manera fraterna impresiones sobre estos temas de manera simultanea al abordaje de los aspectos de orden político como los que se plantean en el documento y que demandan nuestro mayor esfuerzo en terminos de vislumbrar y asumir el quehacer del movimiento social universitario...