Minería en el Páramo de Santurbán: ¡No viable!



El caso emblemático del Páramo de Santurbán sentará un precedente fundamental para la protección o no de estos ecosistemas. La autora detalla cuidadosamente los impactos y los riesgos envueltos en este conflicto y concluye que el proyecto no es viable.

¿Coyuntura o jurisprudencia?

El debate sobre el Páramo de Santurbán ha estado en el centro de la agenda nacional. Sólo en esta semana fue objeto de editorial de El Tiempo, de un especial de CM&, de las páginas de El Espectador, y de artículos en Razón Pública , entre muchos otros.

Es el primer palo sólido en las ruedas de la "locomotora minera" y se convierte en un caso emblemático para la defensa de los páramos en todo el territorio nacional. De la decisión que tome el Ministerio dependerá el futuro de estos ecosistemas. A esto se añade la noticia de la intervención de las Corporaciones Autónomas Regionales, autoridad ambiental regional, anunciado por el gobierno en el marco de la emergencia por la ola invernal, y en ejercicio de las facultades extraordinarias que se le confirieran.

Los Páramos

Los páramos son ecosistemas presentes sólo en Colombia, Ecuador, Perú, Venezuela, Costa Rica y en menor medida en Panamá. El 49% de los páramos del planeta se encuentran en Colombia. Su superficie asciende a algo menos de 2 millones de hectáreas o al 1,7 por ciento de la extensión total del país; su producción hídrica sólo equivale al 2 por ciento y sin embargo, aportan agua para el 70 por ciento de la población colombiana ubicada en las zonas andina y de los valles interandinos.

Fundamentales como reguladores de agua en escalas regionales y macrorregionales, los páramos están configurados geomorfológicamente para ser receptores de agua y principales zonas de recarga de acuíferos.

El conflicto

Según la revista Dinero[1] e Interbolsa[2], entre el 52.9 y el 54 por ciento del área requerida para el desarrollo del Proyecto Angostura, está situada dentro del Páramo de Santurbán.

Colombia cuenta con legislación que busca proteger y conservar los páramos. Vale la pena resaltar el artículo 34 del Código de Minas, según el cual "no podrán ejecutarse trabajos y obras de exploración y explotación mineras en zonas declaradas y delimitadas conforme a la normatividad vigente como de protección y desarrollo de los recursos naturales renovables o del ambiente..." [3]. Estas zonas deberán ser delimitadas por la autoridad ambiental sobre la base de estudios técnicos.

Fueron el Instituto de Investigación Alexander Von Humboldt, el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales de Colombia (IDEAM) y el Instituto Geográfico Agustín Codazzi (IGAC) según convenio con el Ministerio de Ambiente, Vivienda y Desarrollo Territorial (MAVDT) los encargados de definir los polígonos de los páramos en Colombia. En el caso específico de Santurbán, la cota altitudinal que se definió según criterios biofísicos, es de 3.100 metros sobre el nivel del mar (msnm).

De acuerdo con el Estudio de Impacto Ambiental (EIA) presentado por la compañía que ejecutaría el proyecto, "la fase cero inicia en el banco ubicado en la cota 3.268,75 msnm y en la fase cuatro empieza desde el banco ubicado en la cota 3.525 msnm". Como podemos ver, ambas están por encima de las definidas como zona de páramo en Santurbán. Peor aún, el proyecto Angostura implica reubicar escombros, y el sitio de disposición se ubica a 3.630 msnm. Como si fuera poco, la Greystar prevé que para el año 2020 operará el silo Páez a 3.890 msnm, donde las piscinas de lixiviación estarán a 4.042 msnm.

Los impactos sobre el agua no han sido debidamente soportados, por lo menos en el EIA que presentó la empresa. El modelo hidrogeológico que usa ha sido ampliamente criticado por su poca precisión y sus grandes incertidumbres.

La Greysar estima que unos 330,6 millones de toneladas de mineral y 744,8 millones de toneladas de estéril van a ser extraídos del suelo durante el proyecto. Para apreciar estas cifras, señalemos que una ciudad con más de siete millones de habitantes, como Bogotá, produce alrededor de 5 mil toneladas de basura al día, lo cual indica que Angostura producirá en 7,3 días la misma cantidad de residuos que cada año produce Bogotá como basura.

Los impactos ciertos

La minería genera impactos predecibles y de largo plazo. No obstante, si se tiene absoluta claridad sobre ellos, también es posible tener un plan de manejo y una estrategia que permita reducirlos.

Si el proyecto Angostura se ejecuta, su impacto es cierto, es decir, los daños colaterales son inevitables y muy severos, y forman parte del costo que debe pagarse. El beneficio consiste en extraer durante quince años una enorme cantidad de oro. Veamos desde la perspectiva ambiental algunos impactos ciertos:

* Modifica la topografía y el paisaje.
* Altera el carácter físico, físico-químico y químico en el suelo y subsuelo.
* Ocasiona infertilidad o permite el paso de contaminantes a través del agua, dada la remoción superficial del suelo y la de los materiales de cobertura.
* Genera taludes que modifican ostensiblemente las formas y las pendientes naturales de las laderas por donde discurren cauces menores.
* Cambia el comportamiento mecánico del suelo y evita la formación y acumulación de materia orgánica y el intercambio de gases con la atmósfera.
* Produce contaminantes gaseosos, líquidos y sólidos que de forma directa o indirecta recibirá el suelo.
* Usa hidrocarburos en grandes cantidades (se estima que serán más de 63 millones de litros de ACPM al año).
* Altera la capacidad de regulación hídrica y produce pérdida irreversible de la función del soporte físico de ecosistemas.
* Disminuye caudales y altera el sistema de drenaje natural.
* Altera el nivel freático y de los ciclos hidrológicos.
* Desvía e interrumpe caudales por disposición de estériles.
* Afecta los hábitats naturales de la fauna y la flora.
* Afecta la dinámica de las cadenas tróficas.
* Usa tecnologías de las cuales en el país no existe mayor información sobre sus impactos y sus riesgos inmediatos y futuros.

Diferenciar impactos de riesgos

Bien vale la pena revisar el tema de los riesgos probables, que dicho sea de paso no son lo mismo que los impactos. Las comunidades directamente involucradas en el proyecto tienen la oportunidad de influir sobre la toma de decisiones que conduzca o no al otorgamiento de la licencia ambiental.

Existen varias perspectivas que contribuyen a analizar la información necesaria para tomar una decisión sabia, es decir, la que maximice el bienestar de los ciudadanos colombianos de hoy y de las generaciones futuras.

La perspectiva ambientalista con sólidos apoyos en lo científico y en lo técnico ha sido preferida y priorizada para este análisis, por encima de otras igualmente respetables como la perspectiva económica o la financiera.

Para tener una visión integral es aconsejable comenzar por separar dos dimensiones: el impacto y los riesgos.

La información proporcionada por el EIA de Greystar con respecto al impacto directo del proyecto sobre el entorno físico, el entorno biótico y el entorno social debe ser evaluada en profundidad, puesto que ante la hipótesis de que el proyecto se haga tal como ha sido estructurado por la empresa, el impacto será irreversible, importante y al parecer, todavía mal comprendido e incompleto.

Los riesgos

Pero existe la otra dimensión: además del impacto, un proyecto conlleva riesgos, es decir, amenazas potenciales que se pueden convertir en realidad con alguna probabilidad.

Por ejemplo, algunos parámetros críticos han sido tomados con base en condiciones climáticas de tiempo seco. Los expertos sugieren realizar análisis de sensibilidad en rangos que permitan entender qué puede pasar, por ejemplo frente a un probable deslizamiento de la escombrera, en condiciones extremas, que pueden presentarse, pues los regímenes de lluvia se han modificado, tal como se ha evidenciado con la reciente ola invernal y la que se aproxima en los meses venideros. Es el riesgo climático.

El concepto de riesgo permite ir más allá de la idea de amenaza, fuente de angustia, para incorporar la medición de la amenaza mediante el cálculo de probabilidades, fuente de responsabilidad.

Resulta legítimo preguntarse cuál es el límite tolerable de riesgo que la comunidad puede aceptar conscientemente, con todas sus consecuencias. Existen varias categorías de riesgo y un buen plan de manejo va más allá de plantear cómo funciona normalmente un proyecto desde la perspectiva técnica.

Poco hemos oído hablar, por ejemplo, de la tecnología BIOX que Greystar tiene la intención de utilizar en Angostura. Según su propia presentación, esta tecnología desarrollada a comienzos de los años 80 por GENCOR en Sudáfrica involucra la utilización de microorganismos que se alimentan del azufre presente en el mineral y que facilitan la recuperación del oro.

¿Estará permitido este proceso en el Canadá? ¿Cuáles son los riesgos para el suelo y para la salud humana? ¿Cuál es el riesgo a largo plazo y qué pasa con las bacterias una vez terminado el proyecto?

Al incluir los riesgos, un buen plan de manejo debe contemplar la prevención cuidadosa y la mitigación responsable, no sólo de los daños inevitables, sino de todos los riesgos que genera la actividad misma. Por lo costoso, los estructuradores de un proyecto tratan de soslayar o de minimizar los riesgos, con el fin de animar a los potenciales inversionistas.

Resulta, entonces, que son los inversionistas potenciales los mejores aliados de las comunidades involucradas, pues - por motivos diferentes - comparten un interés común: entender a fondo los riesgos del proyecto para tomar la decisión, de arriesgar su capital en el caso de los primeros o de arriesgar sus vidas y su tranquilidad en el caso de los segundos.

Riesgos sociales

Habitualmente la minería llega a un lugar con su promesa de riqueza y empleo, pero la evidencia demuestra que viene acompañada de altos costos sociales. Rara vez se asocia el tema con la violación de derechos humanos y menos aún con el agravamiento de la pobreza y la inequidad social, pero detrás de ella también se esconden graves riesgos sociales:

* La presión migratoria.
* La apropiación de las tierras de las comunidades locales.
* Los impactos en la salud.
* La alteración de las relaciones sociales.
* El cambio en el uso de suelo.
* La destrucción de las formas de sustento y de vida de las comunidades.
* La desintegración social.
* Los cambios radicales y abruptos en las culturas regionales.
* El desplazamiento de otras actividades económicas locales actuales y/o futuras.
* Las condiciones laborales, generalmente de alto riesgo.
* La afectación a las organizaciones sociales y comunitarias.
* El posible incremento de conflictos.
* Y los cambios en las relaciones productivas.

La gran minería supone la sustitución de las economías de subsistencia que han alimentado a generaciones enteras, por una economía basada en el dinero en efectivo. Pero esto poco preocupa a dichas comunidades, como es el caso de California y Vetas, en Santurbán, que defienden el proyecto y tienen puestas todas sus expectativas en su desarrollo. Difícilmente puede hablarse de consentimiento genuino, con información previa y suficiente, ya que no tienen ni la oportunidad y ¿por qué no decirlo? tampoco interés en medir las consecuencias sociales[4].

Impactos sociales con enfoque de género

En efecto y sólo como ejemplo un escenario repetitivo en un tema socialmente importante: las compañías habitualmente sólo negocian con hombres. Las mujeres tienen poco control sobre los "beneficios" de la explotación minera, no acceden a ellos, en particular al dinero o al empleo y se vuelven cada vez más dependientes de los hombres. Esta economía implica deterioro o incluso destrucción de los valores y costumbres tradicionales que han sido esenciales en el sostenimiento de la solidaridad y la unidad familiar de estas comunidades.

En este proceso, la mujer es cada vez más marginada, ya que sus roles tradicionales como recolectora de alimentos o abastecedora de agua resultan muy afectados. La visibilidad económica depende del trabajo en la esfera pública.

Pero por otra parte recordemos que el abuso del alcohol, el ingreso de las drogas, la prostitución, las apuestas, el incesto y la infidelidad aumentan en muchas comunidades mineras[5].

No viable

Como se ha visto a lo largo del texto, la minería genera impactos ciertos y riesgos que revisten un alto grado de probabilidad, por lo que su control no debe escatimar esfuerzos a lo largo del ciclo minero. El EIA del proyecto Angostura nos da elementos para pensar que la decisión final, de parte de la autoridad ambiental, debería ser su prohibición.

* Una versión ampliada de este artículo será presentada en el Foro Incidencias y Perspectivas de la Intervención en el Páramo de Santurbán de la Compañía Minera Greystar Resources, organizado por la Fundación Participar, el 25 de enero en Bucaramanga, Santander.

FUENTE http://www.razonpublica.com/
ECONOMIA Y SOCIEDAD
Lunes, 24 de Enero de 2011 00:44


Notas de pie de página

[1] Publicada en julio de 2009
[2] Publicada en junio de 2010
[3] Artículo modificado por el artículo 3 de la Ley 1382 de 2010.
[4] Minería impactos sociales y ambientales. Movimiento mundial por los bosques tropicales. 2004.
[5] Ibidem

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