El Polo con su encrucijada del alma







Al colocar a la izquierda democrática colombiana frente a la encrucijada de votar por los precandidatos Petro o Gaviria, sin estar preparada para presenciar los codazos y arañazos que caracterizaron la contienda, significó obligarla a escoger entre dos candidatos con pasado y legado glorioso, pero también con recordaciones menos admirables, lo que explica, en parte, la ausencia de muchos electores que participaron en otras consultas del Polo.

Petro, flamante vencedor de la consulta, testigo y actor en la desinflada de Alianza Democrática M19, Senador juicioso y campeón en la denuncia a la estrategia estatal paramilitar, de ego inflado e inexperiencia partidaria nada apropiados para participar y proponer el diseño de un partido político para la izquierda que tenga estructuras y aspiraciones suficientes para asumir la dirección del Estado y, sobre todo lo anotado, concertador y paciente. Su frase lapidaria: “…Votar por Ordoñez (Procurador de bolsillo de Uribe) es consecuente con el espíritu democrático de la Constitución del 91”.

Gaviria, jurista de buen registro en los medios de comunicación, extraordinaria hoja de vida personal y académica, inexperto en política y susceptible de ser estafeta de grupos y organizaciones interesados en bloquear las posibilidades de dotar de estructuras orgánicas al Polo, fácil de embriagar con lisonjas, mal perdedor, honesto y predecible como ningún político, hombre de compromisos en proyectos donde él es el líder, bueno para asimilar derrotas políticas y malo para asimilar derrotas personales. Su frase lapidaria, frente a la votación del Polo en la elección de Ordoñez: “…en la dirección del Polo siempre se ha tenido un profundo respeto por las decisiones de bancada…”.

Una mirada al proceso de creación y “desarrollo” del Polo permite hacer parangones retóricos con los intentos de unidad de grupos llamados de izquierda en Colombia, desde el MRL del Pueblo, hasta la Alianza Democrática pasando por la UNO, Firmes y la Unión Patriótica, donde ayer como hoy hay elementos de fractura similares y escollos de ortodoxias mal digeridas atravesados en el proceso de construcción de estructuras de partido, que no han sido tenido en cuenta con el rigor que exige un análisis serio, como tampoco se ha tenido en cuenta carácter, origen y esencia del talante de izquierda que responde o se ausenta de acuerdo con la credibilidad y viabilidad del proyecto político.

Se debe meditar sobre el poder que tiene la ilusión de la izquierda, que no milita en partidos “gloriosos”, por que son desilusiones viejas, pero que se entusiasma cuando aparece un movimiento seductor y coherente con el momento histórico y en el deposita no sólo su decisión electoral sino también sueños y anhelos de mundos equitativos y justos, pero cuando ve esterilizados sus esfuerzos y no encuentran asidero sus lealtades regresa a la fortaleza ermitaña de sus convicciones y, en buena forma, engrosa la abstención.

La pregunta del millón para el Polo - partido que no van a disolver caudillos autistas ni estructuras grupistas porque quedarían sin Umbral Electoral y sin Personería Jurídica- es la que debe esclarecer el tamaño del período de su existencia si continúa a la deriva como proyecto de partido sin estructura organizativa adecuada que permita comunicación de doble vía con sus seguidores, sin comisiones de enlace con sus dignatarios, sin escenarios internos de debate, sin manejo de medios de comunicación y, mucho menos, sin la conciencia de que las decisiones partidistas no pueden seguir siendo transportadas desde los fallos y providencias emitidas al interior de los grupos que guerrean por la dirección del Polo y que no les conviene que el partido amarillo tenga direcciones locales ni departamentales.

Lo anterior explica la causa de la omisión al no utilizar las consultas para darle la oportunidad a la izquierda de construir democráticamente sus estructuras. Mientras los otros partidos elegían sus directorios el Polo actuaba como el bufón que exhibía discrepancias internas en público porque los escenarios partidistas no existían y menos las ganas de construirlos.

Diego Cortazar Gutiérrez
rio_recio@hotmail.com

Publicar un comentario

0 Comentarios