Cinco puntos para el debate sobre el aborto



El debate relativo a los derechos sexuales y reproductivos de estas semanas fue vergonzoso e indignante para un Estado Social de Derecho y laico, como lo es Colombia. Parece necesario, entonces, seguir poniendo los puntos sobre las íes.

1. Pese a la ofensiva del Opus Dei, todo sigue en pie. La sentencia que despenalizó el aborto sigue vigente. Lo ratificaron tanto la Corte Constitucional como el Ministro de la Protección Social. La sentencia C-355 sigue siendo de obligatorio cumplimiento para todas las entidades de salud, y las mujeres pueden seguir accediendo a la interrupción voluntaria del embarazo en las tres circunstancias señaladas. En suspenso está el decreto de reglamentación de la sentencia, mas no la sentencia misma. Para el club de los dinosaurios de ultraderecha, malas noticias: si una mujer gestante está a punto de morir por riesgos de su embarazo, puede salvarse; si una mujer preñada por violación decide abortar, puede hacerlo; y si una mujer opta por evitar la tragedia de una malformación fetal, está autorizada para hacerlo.

2. Aun cuando se quiera negar, los y las jóvenes tienen derecho a la información. No hay tal cátedra del aborto. Este mote es una invención de mala fe de sectores retardatarios y de un Procurador confesional que debería declararse impedido en este debate. Por el contrario, hoy es imprescindible informar a todo los y las adolescentes de Colombia sobre sus derechos sexuales y reproductivos, y permitirles saber que la interrupción voluntaria del embarazo, en los tres casos previstos por la sentencia, no está penalizada. Es insólito e indignante calificar como "cátedra del delito" informaciones relativas a los derechos de las mujeres.

3. La Clínica de Medellín: aberrante que el alcalde, Alonso Salazar, olvidándose del carácter laico del Estado colombiano, se hubiera plegado a las presiones de la curia sobre el proyecto de creación de la clínica, y que, en medio de una crisis de gabinete que él mismo generó, hubiese aceptado la renuncia forzada que presentaron la Secretaria de Salud y la Secretaria de la Mujer. Ante semejante situación, las mujeres tenemos un deseo: que nazcan clínicas de la mujer en todas las ciudades y municipios del país para atender los aspectos relacionados con la salud sexual y reproductiva de las mujeres. La larga y triste historia de nuestro cuerpo y nuestra salud sexual y procreativa merecen clínicas especializadas en las cuales, por supuesto, se deberá atender la interrupción voluntaria del embarazo (IVE) para los tres casos despenalizados, como un principio constitucional y, por consiguiente, de obligatorio cumplimiento.

4. Las feministas no avanzan solas. Siempre me pregunto: ¿y dónde están todas estas mujeres de estratos medio y alto que han abortado en buenas condiciones, en Colombia y en el exterior? Son miles y miles y no escucho su voz. Al otro lado están esas otras mujeres: las que abortan en las peores condiciones; las que mueren en el intento; las que después de cinco hijos de la pobreza no saben qué hacer con un nuevo embarazo producto de sus condiciones materiales de vida.

5. El sacramento del aborto. Y recordando a Silvia Galvis, cuya muerte me cogió en París y me sumió en una inmensa tristeza, revivo una de sus frases más emblemáticas y pertinentes en estos momentos: "Si fueran los hombres quienes se embarazaran, el aborto no solo habría sido hace siglos despenalizado, sino que además sería un sacramento".

Florence Thomas
* Coordinadora del grupo Mujer y Sociedad


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Artículo original está en: http://colombia.indymedia.org/news/2009/10/108314.php

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