Los colores del clima




Con un poquito más de berraquera, podríamos convertir la crisis climática, la sequía amenazante, la disminución de la oferta de riego, el fracaso de los transgénicos, la capacidad de carga de los potreros... en diagnósticos ambientales válidos para los largos periodos de crisis hídrica que se avecinan. Igualmente, podríamos convertir las prácticas académicas en verdaderos diagnósticos premonitorios, que nos acercarían a predecir los posibles impactos del cambio climático, en los terrenos del bosque seco, para los tiempos de sequía, que sin lugar a dudas nos castigaran muy pronto.

Los colores de la sequía

Recientemente nos fuimos con los de Biología al Desierto de la Tatacoa, y con ojos de buen cubero, rastreamos los síntomas de las deficiencias en un ejercicio que denominamos “los colores de la erosión” o “las expresiones de la sequía”.

En las curvas que desde Saldaña, más allá del distrito de riego, nos llevan hasta Castilla, muy pronto se van dibujando líneas muy marcadas, que separan los colores de la vegetación desde el verde chévere hasta los colores resecos por la falta de agua: colores claros, amarillos, marrones que señalan la muerte de los tejidos vegetales... especialmente en las gramíneas.

La ausencia del color verde nos acompañó durante el resto del día... a veces interrumpido por cultivos con riego, pero con persistencia de la vegetación silvestre totalmente seca. En algunas partes aparece las cuentas de cobro de los malos manejos y la vegetación y los suelos del cuaternario desaparecen dando paso a las arcillas rojas del terciario.

Plantas que cierran sus estomas

En el imperio de las espinas, más allá del Río Magdalena y de los túneles, el paisaje xerofitico predomina, con dominio de la vegetación resistente a la sequía.

Durante todo el corrido, en esta época, dominan las plantas resistentes a la sequía, lo cual nos permitiría hacer un inventario sobre las posibilidades genéticas de la resistencia.

Con la destrucción del viejo camino del tren hasta Neiva, se perdieron los paisajes de la llanura, y con ella muchos ecosistemas con mucho valor genético.

El agua vale más que el oro

Cuando el Río Saldaña se quede sin agua suficiente, y el Distrito se muera automáticamente se desplazarán los colores de la erosión hasta el Río Coello... pero cuando las aguas del Coello sean absorbidas y contaminadas por la Mina de Oro de Cajamarca los colores de la muerte se extenderán hasta el Alvarado.

Aprovechando el “verano” en el Desierto, cambiamos de ruta y nos atrevimos por senderos que anteriormente eran unos barriales, pero que ahora exhiben texturas totalmente resecas, sin vegetación sin chivos sin vacas.

Redondeamos el recorrido Villavieja, el Cuzco, Río Cabrera, y regreso más hacia el oriente, para completar un polígono de muchas enseñanzas para el futuro, de muchas especies criadas con resistencias a la sequía, con gentes conocedoras de la ecología del cuaternario y muy capaces de criar animales y rebuscarse las manas... toda una expresión de vida a la espera de mejores manejos, mejores prácticas, mejor comprensión y con fe en el futuro.

Las Universidades están en mora de rediseñar programas y vender conocimientos, experiencias y talleres prácticos a nivel superior para perderle el miedo a la crisis climática y convertirla en aliada nuestra... aún tenemos tiempo para instalar proyectos alternativos para mamarle gallo a las manchas solares.

Por Gonzalo Palomino Ortiz
Profesor Universidad del Tolima

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