Carta del pueblo kitu kara al ecuador




Saludamos a hombres y mujeres, jóvenes y niños, ancianos y ancianas, enfermos y sanos, del campo y la ciudad, organizados y no organizados, cercanos y lejanos, libres y esclavizados, del páramo, de los valles, de los llanos y del mar.

Saludamos a las autoridades locales regionales, provinciales, municipales, parroquiales, cantonales, comunales y barriales.

Saludamos a las autoridades de las organizaciones e instituciones económicas, sociales, religiosas y políticas.

Saludamos a las autoridades nacionales ejecutivas, legislativas, judiciales, electorales y de participación.

Estamos viviendo el ocaso de la vida que conocemos. Estamos viviendo el nacimiento de un nuevo tiempo.

Sentimos que hombres y mujeres no se están dando cuenta de esta realidad, que siguen convirtiendo sus sueños en oro y plata, que siguen viviendo la ilusión del poder y la importancia, que piensan y no corazonan. Sentimos pena de los corazones cerrados, que, confundidos y en desconocimiento, solitarios y acechados por los temores, se aferran a lo viejo, y no se arriesgan a confiar, a soñar, ni a caminar. Entristecemos al ver su mezquindad, que no pueden amar, confiar y usan los dones que reciben para ofender la vida...

Viendo y sintiendo esto, hemos decidido danzar anunciando la venida de un nuevo tiempo en la cima del Itchimbía desde las 00h00 hasta las 13h00 del día miércoles 23 de septiembre. Danzaremos para sentir a la presencia sanadora de la Abuelita Agua. Danzaremos para llamar a la gente. Danzaremos para que la gente que quiera dance con nosotros. Danzaremos para que se abran los corazones que estén dispuestos.

Danzaremos para corazonar.

Danzaremos porque es el tiempo de los Tukshus, los danzantes de lluvia con propósito. Lo haremos porque, como la Tierra, somos más agua que polvo, y porque el agua es el medio de comunicación del no tiempo.

Quien escuche y sienta, sea libre y venga.


Planteamientos Del Pueblo Kitu Kara A La Ley Organica Del Agua


• Abuela Agua, lleva nuestros mensajes del poniente al naciente.

• Recuperación de las fuentes sagradas y de los ecosistemas asociados al agua, especialmente en áreas urbanas. No rellenos, no vertidos sin tratar en las quebradas y en los canales de riego.

• Redistribución equitativa del agua.

• Gestión pública y comunitaria, no paso a formas de privatización encubierta del agua.

• Reversión al Estado de sistemas de riego transferidos.

• Protección y fomento de los sistemas de gestión comunitaria del agua de consumo y para riego de soberanía alimentaria en áreas urbanas y rurales.

• Cogestión entre sistemas de gestión comunitaria del agua y Consejos Provinciales y Municipios: invirtiendo juntos en las obras, compartiendo beneficios.

• Queremos cuidar el agua desde la microcuenca hasta la cuenca.

• Autoridad Única del Agua, duele el MIDUVI, duele el INAR, duelen funcionarios que ven la vida pasar.

• Reingeniería total y municipalización de las empresas de agua potable para, sin mirar a quien, dar servicio de calidad.

Publicar un comentario

1 Comentarios

Anónimo dijo…
Esos saberes de nuestros originarios Amerindios me suenan y resuenan en lo más recóndito de mi memoria y de mi ánimo, a pesar del bombardéo ideológico al que nos han sometido desde hace más de 500 años, manoseándonos con toda clase de tentaciones para que vendamos nuestros principios elementales con los que nos dotó la naturaleza, guardados en la memoria de los mestizos y frescos en la memoria de nuestros hermanos mayores que no sólo resisten sino que son la evidencia de que hay una manera sana de existir. Me siento dotada por la naturaleza de esa capacidad de no dejarme convertir en mercancía a pesar de habe sido desde siempre manoseada con toda clase de tentativas de cosificarme y vender mi alma al "duablo" al mejor postor, por ello he sentido la exclusión el hostigamiento y el señalamiento que pretendieron hacer de mí una víctima pero parece que no les resultó, por lo tanto soy hermanada con aquellos que son nuestra memoria en vivo y que hacen sentir y saber que sí hay una manera digna de vivir y de pertenecer a la vida misma.