IGNACIO RAMONET Y LA DESAPARICIÓN DE LA CULTURA EN LA TELEVISIÓN


IGNACIO RAMONET Y LA DESAPARICIÓN DE LA CULTURA EN LA TELEVISIÓN

Por Nelson del Castillo* (PRIMERA HORA, Puerto Rico)

EL PERIODO de transición en que se encuentra la televisión, en momentos en que hay una multiplicidad de canales y programas extranjeros, requiere de opciones que eviten la desaparición de la cultura nacional, lo cual tiene un costo muy elevado "en términos de desequilibrios síquicos y psicológicos", a juicio del periodista Ignacio Ramonet, exdirector del periódico mensual Le Monde Diplomatique, que se edita en París.

"CUANDO desaparece la identidad", recalca este teórico español, "surge la enfermedad mental, en términos de minorías hiperreinvindicativas que pueden ser ipernacionalistas, tentadas de reclamar el patrimonio con otro tipo de método, que simplemente tener el derecho de expresarse con la creatividad nacional".

RAMONET, quien estuvo en Puerto Rico invitado por la Cátedra UNESCO de Educación para la Paz de la Universidad de Puerto Rico, recuerda que la televisión, en su origen, se vio como opción a la desaparición del cine nacional, "porque era más fácil de hacer".

INCLUSO, en algunos países se desarrolló la cultura de las telenovelas y también se descubrió que al público nacional le gustaban las producciones de ficción nacional.

RAMONET advierte que "el problema es que ahora ese tipo de producción nacional de televisión está desapareciendo porque la concentración está haciendo que hoy día, hasta los canales modestos de algunos países -lo que pasó con la prensa de provincia- están siendo comprados por grupos que están haciendo racimos muy importantes de televisión y están colocando en todos los países el mismo tipo de producto".

"YO NO SÉ cómo es aquí en Puerto Rico, pero en muchos países latinoamericanos ahora la producción se hace en Florida, con un acento latinoamericano que pasa por cualquier lugar, con unos guiones más o menos... Ya, prácticamente, la única producción local que hay es la de publicidad, en algunos casos hasta la publicidad se hace fuera. Es decir, que curiosamente ese tipo de actividad que se pensó en un momento la televisión podía ser una pequeña protección de la cultura nacional, todo eso está desapareciendo también", precisa el intelectual español en diálogo con PRIMERA HORA a horas de retornar a Francia.

PARA el autor de "La golosina visual", la transición que experimenta la televisión -proceso que se ha iniciado hace unos diez años-, se evidencia en la multiplicación de los canales y en su desarrollo digital mediante el satélite.

"EL HECHO de que ahora se pueda captar canales del mundo entero con un mínimo de equipo tecnológico ha permitido que la diversidad de la oferta se multiplique, pero también la competencia para capturar audiencia. Todo se ha llevado a cabo con la idea de que los canales deben vivir de la publicidad, y el resultado es una bajada del nivel cultural", subraya el teórico de las comunicaciones.

CURIOSAMENTE, el público tradicional de la televisión fácil, que era el adolescente, se ha alejado, según Ramonet. "Hoy día, por la aparición de vídeojuegos, de Internet y de los chats, en muchos países desarrollados -yo te estoy hablando de Francia-, los adolescentes de clase media y clase media alta, ya no ven televisión. La televisión es una actividad de ancianos, o sea de adultos. Ya tú no tienes un joven o una joven entre 14 y 18 años que mire la televisión. Sin embargo, se pueden pasar dos, tres o cuatro horas al día, tantas horas como antes pasaban en televisión, en Internet, donde esencialmente lo que hacen es intercambiarse mensajes con los amigos".

PARA RAMONET, profesor de teoría de la comunicación audiovisual en la Universidad de Denis-Diderot de París, la pregunta es si el porvenir de la televisión en defensa de la identidad nacional no está en la necesidad de crear un canal cultural en cada país, en defensa del patrimonio nacional, "donde pueda haber un poco de ficción y de defensa de las artes. Porque, si no, la creatividad nacional va a desaparecer de muchos países".

COMO UNA forma de conjurar esa amenaza, a pesar de la imposibilidad de cortar el paso a la televisión global, por así decirlo, se impone la preservación de la cultura nacional mediante la creación de entes públicos que abonen en tal sentido.

"MIRA, yo defiendo eso a macha martillo, pero quiero decir que hasta los liberales deberían de entender que nadie debe aceptar con serenidad la desaparición de su cultura", apunta el experimentado periodista. De este modo, establece que el genio nacional desaparece en la medida en que deja de haber novelistas porque no hay casas editoriales que editen; que no hay escultores porque nadie los expone.

ENTONCES, habla de la posibilidad de crear un canal que estuviese apoyado por el Estado; pero ¿cómo se puede financiar? Ignacio Ramonet no deja el asunto al azar y establece que "en muchos países se ha encontrado un financiamiento que, diríamos, indoloro".

"POR EJEMPLO, se puede imaginar que cada DVD que se vende o se alquila, un céntimo de peso va para un fondo para la creatividad; se puede imaginar que cada billete de cine que tú compras para ver película extranjera, una parte del precio del billete va para el fondo. Eso no impide el consumo de todo lo que venga del mundo entero, nadie está controlando un mercado protegido y cerrado, pero ese mismo mercado estará contribuyendo a crear un fondo de defensa del patrimonio nacional", precisa.

ESTO DARÍA origen a la creación de "un canal piloteado por una junta de creadores, una especie de BBC, pues en realidad no se trata de inventar nada. "Estamos proponiendo el modelo BBC a escala de un país, digamos pequeño, como es Puerto Rico. Pero no hay culturas pequeñas, eso no existe. Hay países pequeños, evidentemente, porque hay territorios que no son inmensos o demografías que no son gigantescas, pero no hay culturas pequeñas, todas las culturas son universales por definición y tienen un proyecto de universalidad. Y nadie se puede resignar a ver desaparecer la cultura nacional".

(*) Nelson del Castillo, periodista puertorriqueño, es Secretario General Adjunto de la Federación Latinoamericana de Periodistas (Felap). Su columna Primera Fila se publica en el diario Primera Hora de San Juan.

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