“¿Quién apagó la luz?”

“El lindo y pavonado revolver
había martillado tres veces
tenia saliva en la boquilla
Julio pensó, otro día será…
Encendió su grabadora
y escuchó un poco de Metal”
(Bathory, 1.995)

Dos niños confusos se pelean a muerte por el par de cadenas. ¿Qué los ata al mundo?: ¿la esclavitud? La mirada cobarde de la resignación. Las rodillas ancladas ante su señor el poder. Arriba: el dedo acusador de color magenta. Abajo: un jardín de brillantes espinas.
Los pensamientos moribundos se tropiezan en cualquier abismo. El miedo es una carga liviana para el cuerpo sin vida. Los pies que moldearon la tierra desean regresar al suelo. Las manos que trasformaron lo cotidiano en alegría creadora, hoy son un puñado de hojas secas que esperan ser despertadas por el viento solidario.

¿Quién nos pondrá la soga al cuello? La próxima noche no encontrará la mirada lunática de ningún inmortal. Los verdes campos están sembrados por minas klaymore, no levantes la pata. ¡OK. Computer! ¿Quién escarbará lo más profundo de la mente para rescatar las raíces de las pisadas? La inercia acabará por enterrarnos vivos. La cruz advierte que un ser malviviente pasó por aquí. Ya nadie siente el dolor ajeno. Los ensoñadores ojos, alimento de cuervo serán. Las lágrimas no sangran al contemplar las raíces muertas… Las piedras en el fondo del acuario: terrible realidad. Los sueños inalcanzables como el despertar. La vida se encuentra en estado de suspensión y el horizonte colectivo desatendido como la sangre en el río tormentoso.

El mundo parece un llavero atado y prisionero en la cabeza. La inocente criatura preguntó: ¿lloverá?... La oscuridad es el más dulce sueño: vida a blanco/negro. El alma monta guardia como la luz roja en la estación infierno. La utopía se suspende como un péndulo entre las manos del hechicero.

Bienvenidos profetas y pastores, jueces y verdugos. ¡Bienvenidos al final! Desde todos lados se escucha el sonido de unos pies que caminan y corren. La “campana” nos llama al encuentro nupcial y la cruz se voltea a favor de la enfermedad. Regresar al huevo podría ser la solución, manchar el piso de sangre, dejar que los colmillos empiecen a morder. La sangre brota por los poros y no existe retorno, ni estación esperanza… Una fila de inertes troncos espera el brillo del hacha. Las astillas no hieren. La sangre no mancha. El cuerpo no merece ocupación. La sal no sala y el azúcar no endulza. ¡Qué alguien nos despierte, carajo!

Caminamos juntos encima de la telaraña, pero el delirio ha roto el hilo sensible que transportaba el dolor hasta los adversarios. La cabeza es percibida como un laberinto mental, en esa dimensión desconocida sólo hay lugar para carceleros y sepultureros… La noche devora lentamente el color, la alegría, la negación, la agonía y hasta la vida.
El poder y la dignidad sólo son posibles para los raizales. ¿No más hombres dispuestos a morir de pie como los árboles? El futuro y el cambio sólo emergen en la cabeza. Vaciaré la más cercana utopía entre el cenicero. La sangre se disuelve ebria entre el vino tinto.

Ya se acerca la hora, ya desciende la presa. ¿INRI: preguntas?… Escribir para ser otro, para transformar el contexto, reproducir grafos para marcar las tumbas… La montaña agusanada estira la elefantada nariz, deseosa de las próximas víctimas. La mente es una burbuja encima de la realidad conflictiva. ¿Somos pasajeros o visitantes? Ten paciencia. No converses con desconocidos, ni forasteros… Abre tu mente… al infinito: menos “mtv” y MÁS YOGA. ¿Qué altura logras con las dos patas cortas y las tres plumas blancas?

Los deseos más próximos se esfumaron entre las pisadas más profundas… al fondo de la estación infernal. La pesadilla es como un boomerang que desea regresar. Al fin los ojos despiertan para disfrutar la realidad… Arriba: un jardín de espinas. Abajo: un rojo y tormentoso cielo. Gracias a tod@s... Gracias excelentísimos gusanos, por la atenta espera.
Y ¿…brilla para ellos la luz perpetúa…? Vivir sin saber del pasado es como nacer sin romper el cascaron. ¿Tienes un pico demasiado corto? No preguntes por quién doblan las campanas. ¡Las campanas doblan por ti¡