Ibagué, la ciudad de la pobreza que nos dejó el alcalde Hurtado

 

| Por Alexander Martínez Rivillas*|

 

La administración de la ciudad de Ibagué ha sido casi siempre un desastre. Verdaderos aludes de propaganda y retóricas vacías sobre los éxitos de una gestión pública mediocre, clientelista y corrupta, es lo que ha caracterizado a la ciudad desde hace décadas. Según el DANE, la ciudad retrocedió en más de 10 puntos porcentuales en la lucha contra la pobreza monetaria entre 2012 y 2020 (pasó de 32.5% a 43.2%); un verdadero escándalo para cualquier gobierno local en el concierto mundial, que ya había superado la media nacional de 2020 (que alcanzó la insostenible cifra de 42.5% de incidencia de la pobreza en Colombia) (González, Jorge Iván, pág. 24, En: Revista cien días, No. 104, enero-abril, 2022, CINEP, Bogotá D.C.).

 

Ciertamente, en Ibagué, los gobernantes no han administrado para la gente más vulnerable, sino para sus intereses personales o políticos, y para los pocos gremios que controlan la ciudad. Al alcalde Hurtado le cabe la mayor responsabilidad, pues buena parte de este desastre social se produce durante su periodo de gobierno. El exalcalde Jaramillo entregó una ciudad con un nivel de pobreza urbana de 30.9% en 2019 (representando otra mediocre gestión), pero con Hurtado se consolida un deterioro del indicador realmente inverosímil, pues ya al cierre de 2020 la pobreza monetaria se había incrementado en 13 puntos (pasó a 43,2%) (González, Jorge Iván, pág. 24, En: Revista cien días, No. 104, enero-abril, 2022, CINEP, Bogotá D.C.). Algo así como si todo el sistema de subsidios, de dotaciones y de programas de focalización para la generación de ingresos hubieran literalmente “desaparecido”. Brevemente, el gobierno local se fue de “vacaciones”, o se redujo a la repartija del erario entre sus amigos y clientelas.

 

La emergencia sanitaria por la pandemia se anuncia el 12 de marzo de 2020, y su impacto negativo en los ingresos bajos fue generalizado en todas las ciudades del país. La media nacional del indicador de pobreza de las ciudades principales e intermedias pasó de 32.3% a 42.4% entre 2019 y 2020. No obstante, Montería y Pasto representaron ciudades que lograron mantener el incremento en 10 puntos porcentuales, y Cúcuta y Medellín en el 8%. En un simple análisis comparativo, varias ciudades intermedias (con economías urbanas similares a la de Ibagué) lograron gestionar mejor el impacto de la pandemia, pues dejaron el indicador de pobreza urbana en la media nacional o por debajo de ella. Lo que evidencia la mediocre gestión del alcalde Hurtado. Muy al estilo retórico del barretismo, cuyas falsas promesas se extienden a la Gobernación, a Cortolima y a la Universidad del Tolima, el alcalde Hurtado dijo en su discurso de posesión del 27 de diciembre de 2019:

 

“No podemos quedarnos en la retórica y en discursos asistencialistas que solo dejan pañitos de agua tibia, en la politiquería que solo está pensando en las próximas elecciones (...) la ciudad hará una apuesta para la reducción de la pobreza” (Ver Ecos del Combeima).

 

La ironía de estas y otras declaraciones develan no solo el cinismo de estos gobernantes, sino una atroz realidad social: el elector promedio de Ibagué que llevó a Hurtado a la alcaldía no tiene la menor idea del grado de desgobierno e insensibilidad social de su alcalde (y creo que tampoco le importará siempre y cuando alguna dádiva llegue a socorrerlo, supuestamente).   

 

Aparentemente, durante el 2021 las acciones de Hurtado contra la pobreza monetaria de la ciudad se anunciaron como un gran logro. Pero no hay tal. Todo el éxito se debió a las ayudas directas del gobierno nacional a través de los programas de familias en acción, jóvenes en acción, entre otros. Recuérdese que la ciudad recibió en 2021 uno de los mayores aportes para familias en acción entre las ciudades intermedias del país (0,67% del total nacional), uno de los mayores aportes de este grupo de ciudades para jóvenes en acción (2.01% del total nacional) y una de las mayores participaciones del mismo grupo para ingreso solidario (0,98%). A pesar de los aportes anteriores, sigue siendo indiscutible que Hurtado cierra el 2021 con una pobreza monetaria urbana de 34.3%, o sea, muy superior a la que se tenía en 2019 (30.9%), y la mayor de todo el periodo 2012-2019 (Ver Dane).      

 

*Profesor asociado de la Universidad del Tolima

 

Fotografía: Asocapitales 

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