¿Cómo suena la ciudad musical cuando las armas son los instrumentos?. La historia de Santiago Murillo

 

| Por María Isabel Caro Zamora* |

 

10:20 p.m

“¡Mi hijo!. ¡Mi hijo!. ¡Mi único hijo!. Ya me mataron hoy. Entonces que me maten porque me voy con mi hijo. ¡Me voy con mi hijo!. ¡Es mi único hijo!. Era mi único hijo. Me matan a mí, me matan, me tienen que matar a mí también. A mí me pegan un tiro también. ¿Dónde?, ¿Dónde están?”

 

8:30 p.m

El viento se mece entre los árboles que se encuentran aledaños a la Clínica Nuestra. El silencio de la población invade la noche y la madrugada que se acerca. De vez en cuando se alcanza a escuchar el impacto de una papa bomba que cae contra la acera. La mayoría de los ciudadanos se encuentra al interior de sus hogares por motivo del toque de queda, esperando los en vivos que transmiten por redes sociales quienes viven más cerca, la noche y la niebla, que se camufla entre el gas lacrimógeno y las piedras. Algunos ya se han acostado. La ciudad vive en la calle 60.

 

El silencio ya no es dueño del ambiente. La tanqueta se aparecía de un extremo de repente, y el tiempo, que ahora corría tan lento, se estaba esfumando. Una piedra había accionado, y ahora hacía que un disparo sonara peor que la confusión en medio del caos. Jainer Galindo, uno de los integrantes de un grupo de 10 jóvenes que había decidido regresar a sus casas, iba bajando, pero su camino fue interrumpido cuando escuchó el clamor de un muchacho.

 

-“Ayuda, mi brazo, mi brazo”-gritaba Santiago

 

Jainer se detuvo y se volteó a mirarlo. El cuerpo del muchacho se había encorvado, sus piernas no respondían; las calles por las que tanto transitaba en su bicicleta, se despedían. Sus brazos y sus manos que no habían causado ningún estrago, se desvanecieron y su corazón dejó de latir.

 

Todos los jóvenes gritaban que por favor trajeran una ambulancia. Sus gritos pedían ayuda, aunque su corazón reclamaba justicia.

 

-Fui a donde los policías y les hice el reclamo de por qué abusaban de las armas. No nos quiso colaborar, me dijo que no tenía radio y me mandó a dormir- Comentó Jainer.

 

Entonces los chicos decidieron llevarlo en moto, porque no aparecía ninguna ambulancia. Ninguna ambulancia en un sector donde estaba prendido el caos.

 

Los estruendos de un alma que imploraba fuerza, ahora ha derramado su último aliento. El 24 de Diciembre de 2001 había apagado sus luces navideñas y se había llevado el mayor regalo de la señora Milena y Miguel Angel.

 


Horas antes

 

Era un sábado por la mañana, era el inicio de Mayo, cuando se despertó Santiago Andrés, esperando que así mismo, despertara un país entero. Era un 1 de Mayo, un día que se había nombrado como el Día del trabajo, irónicamente un día en el que nadie trabaja. Un día que no es para celebrar, sino para protestar; uno de los motivos: el desempleo; y más difícil se torna si se trata de un pelao´, aun así, se lucha con lo que se puede y Santiago lo tenía claro.

 

-Él era un muchacho muy emprendedor y eso me impactaba mucho. A él no le faltaba nada, pero quería trabajar por sí mismo. Él tenía mucha facilidad en eso y le gustaba trabajar. Recuerdo que estuvo trabajando como domiciliario en la moto o en el carro de los papás. Era muy trabajador, muy echado para adelante. Santiago era una persona muy firme en sus decisiones, si creía en algo, lo hacía- Me comentó Nicolás, un amigo cercano.

 

Sin embargo, este no sería el día en que saldrían a protestar. Santiago se levantó de su cama y tomó su celular. En su pequeño grupo de amigos estaban discutiendo si irían a marchar. Ninguno se sentía seguro, pero tampoco sabían si contestar. Después de unos minutos sin conversar, el silencio se contestó por sí solo y decidieron que ninguno iría “por allá”, según me comentó Sergio, amigo de Santiago.

 

Se acaba la tarde y se aproxima la noche

 

5:00 p.m

Después de haber decidido por todos, Santiago se despidió de su papá. Su padre, Miguel Ángel, llevó en el taxi a su novia. Santiago subió a su cicla y comenzó a pedalear para ir a visitar a Nicolás, un amigo de parte de su primo más cercano, pero no por ello alguien lejano. Al llegar, le entregó su saco y le advirtió que tuviera cuidado por esos lados, y así, no supo más de él.

 

—Más o menos él llega a mi casa a las 6; tenía el casco, los tenis y atuendo deportivo. Y ya. Desde que se fue, no supe nada de él, hasta que me dijeron que estaba en el hospital—comentó Nicolás.

 

Fue entonces cuando Santiago recogió los sacos en la cicla y se bajó hasta la casa de la novia. -Y lo demás es historia, dejó la cicla- Comentó Sergio 

 

Pero, Santiago no solo dejó su cicla, sino que tuvo que despedirse también de las charlas en el andén con sus amigos mientras comían empanada, de los favores sin pedir que hacía con gran voluntad, de las charlas que compartía con todos a quienes quería, de la sonrisa que intentaba sacarles con su amabilidad, de su sinceridad y principalmente, de su familia, que lo esperaba a tan solo dos cuadras de su casa, antes de que la injusticia de nuestro país se lo llevara.

 

10:20 p.m

Poco antes de la medianoche, se escuchan el dolor y los llantos desconsolados de una madre que grita desgarrada al interior de la sala de urgencias. Sus gritos retumban en toda la ciudad. Varios medios de comunicación se acercan a la entrada del lugar en medio del caos y la tristeza que lo invade todo. Santiago Andrés Murillo nació el 24 de diciembre de 2001 y fue asesinado el 1 de Mayo de 2021 por proyectil de arma de fuego que causó herida en su tórax, en la región precordial.

 

 

Según datos de Temblores ONG del 3 de mayo de 2021: “Del 28 de Abril al 3 de Mayo se han presentado 1181 casos de violencia policial. Ha habido 56 denuncias por desapariciones que hasta el momento no se ha sabido información. La misma cantidad ha recibido disparos por arma de fuego y 26 personas han sido víctimas de violencia homicida por parte de la Policía”

 

Muchas historias se pierden en el conteo de cifras. Al conversar con algunos de los amigos de Santiago, me di cuenta que aquel retrato del joven de 19 años que habían descrito algunos medios, se torna insensible en la repetición de datos, incluso parecía ser de un joven totalmente distinto al que vive en los corazones de sus allegados que entrevisté.



* Nota publicada el 6 de mayo de 2021 en la Sección Memorias de El Salmón.com.co

Publicar un comentario

0 Comentarios