¿Sabía que Mutis trabajó con la colaboración de herbolarios “tolimenses”?


 | Por Alexander Martínez Rivillas* |

 

José Celestino Mutis hizo un trabajo pionero y a veces sistemático durante los años dedicados a la “botánica” en Mariquita y en las “minas del Sapo”, especialmente. Si se revisan sus diarios de campo se encontrará que también priorizó sus intereses mineros, y que no logró mostrar resultados exitosos, por la decadencia misma de las explotaciones, o por las serias dificultades tecnológicas para explotarlas.

 

Quisiera mencionar algunos hechos relevantes para la historia de la ciencia en Colombia, y que permanecen en la sombra por razones vinculadas a la figura dominante de Linneo, al desprecio euronorteamericano hacia nuestros propios saberes locales, y a la falta de investigaciones en la “etnobotánica” colombiana durante la Colonia.

 

El hecho más conocido es el aprovechamiento de las cualidades medicinales del “guaco”, cuyos efectos mitigadores ante la mordedura de la “talla x” fueron identificados por el “negro Pío” en Mariquita, y cuyo conocimiento fue hábilmente aprovechado por el propio Mutis y Matiz (uno de los pintores de la “expedición botánica”) para tratar a los enfermos de esta mordedura. Se sabe que Matiz entró en una especie de delirio de “curandero”, por lo cual terminó prescribiendo el “guaco” para el manejo de toda suerte de dolencias tanto en humanos como en “bestias de carga”.

 

Otro hecho interesante es el regaño que el propio Linneo le endilgó a Mutis por sugerirle que uno de los especímenes registrados por el español llevara en su taxón o nombre “científico”, un modesto reconocimiento al herbolario que le ayudó en sus colectas de campo. Linneo le increpó gravemente que esos méritos solo le eran reservados a los grandes hombres ilustrados. Mutis, ciertamente, fue mucho más generoso que Linneo en estas materias, lo que incluso me dejó sorprendido por la imagen escolar y deformada que solemos recibir del español.   

 

 

Otra cosa sorprendente es la actitud de Mutis por explicitar los nombres de la mayoría de las personas que cooperaron en sus colectas. Eran personas de toda extracción social: campesinos, comerciantes, hacendados, o clérigos. Todos ellos con distintos grados de implicación en el conocimiento de la herbolaria de la región tolimense. En los dos tomos de los “observaciones de campo”, editados por la Universidad Nacional de Colombia, hace ya varias décadas, aparecen mencionados con esmero a lo largo y ancho de sus dilatadas notas.

 

Por mi parte, me tomé el trabajo de compilar los nombres de los herbolarios “tolimenses” más citados por el español, con el fin de rendirles un modesto reconocimiento por su compromiso “naturalista” con la flora del Tolima durante el siglo XVIII, en una época en que los saberes “botánicos”, expresados en claves “etnotaxonómicas”, se encontraban silenciados en Colombia. Estos son: Roque Gutiérrez (el más duradero de sus herbolarios), Diego Gutiérrez, Francisco Ribero, Andrés Ribero, Josef Ribero, Luis Lanneret, Francisco Ximénez, Basilio Segura, Roque Heredia, Pedro Bustos, Salvador Serrate, Nicolás Florido e Ignacio Buenaventura (Passim., Mutis, 1957).

 

Para una lectura profusa de la cuestión véase mi libro “Hitos de las representaciones del “paisaje natural” de Ibagué y del Tolima, Colombia, 1550-1918”.

 

(*) Profesor asociado de la Universidad del Tolima.

 

Imágenes de portada“Cerro "El Sapo", Mina Real de nuestra Señora del Rosario”. Facebook ColombiaXpedition Ecoturismo.


Publicar un comentario

0 Comentarios